En primavera las plantas han de cumplir con una de sus funciones biológicas más trascendentales, la reproducción. En las plantas vasculares este proceso requiere la transmisión del polen desde los órganos masculinos de las flores –los extremos de los estambres, llamados anteras, donde se localizan los sacos polínicos– a los órganos femeninos o gineceo –donde se encuentran el pistilo y el ovario–.
El transporte de estas partículas minúsculas es realizado en muchos casos por insectos u otros animales, cual si fuesen mensajeros puerta a puerta, pero en muchas plantas resulta imprescindible el impulso del viento.
Por ello en primavera, en según qué espacios naturales y también urbanos, el aire queda colmado de estas partículas de polen, que para muchas personas suponen un suplicio difícil de soportar.
Solo en nuestro país hasta un 15% de la población sufre en mayor o menor medida de polinosis, la reacción alérgica provocada al aspirar partículas de polen, y en los jóvenes esta cifra llega a doblarse.
Ayúdate de las plantas para controlar la inflamación y regular la respuesta inmunitaria
Cuando estos elementos alergénicos ingresan en las vías respiratorias de una persona alérgica y afectan a las mucosas, se generan anticuerpos específicos y se liberan determinadas moléculas de defensa que median en la inflamación. La más conocida es la histamina, que provoca los síntomas propios de la alergia.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la inflamación y el picor en los ojos y su contorno, goteo en la nariz, estornudos explosivos, irritación de garganta, ataques de tos y silbidos en el pecho.
La contaminación de las ciudades, pero también los ácaros y determinadas sustancias químicas o el polvo son igualmente responsables del desencadenamiento de alergias.
La fitoterapia ofrece un nutrido elenco de plantas silvestres que ejercen una acción antihistamínica o antialergénica, y que pueden suponer una alternativa válida a los medicamentos de síntesis que se emplean para tratar las alergias respiratorias.
En este artículo se han seleccionado seis de las plantas más eficaces, que pueden ser adquiridas sin problemas en cualquier herbolario, y en algunos casos cosechadas en el campo.
11 Pautas para prevenir las crisis alérgicas
Como muy bien saben quienes las padecen año tras año cuando llega la primavera, resulta de gran ayuda tomar ciertas precauciones para evitar que sus efectos resulten más perniciosos.
Algunas de las recomendaciones de los expertos son:
- Reducir la actividad en el exterior en las primeras horas de la mañana, que es cuando hay más producción de polen.
- Conducir con las ventanas del auto cerradas.
- Airear la casa el menor tiempo posible.
- Evitar las excursiones al campo en los meses de mayor riesgo, pero no dejar de pasear para oxigenarse.
- No tender la ropa en los tejados cuando hay mucha suspensión de polen para evitar que se adhiera a las prendas, como sábanas y camisas.
- Evitar determinadas labores de jardinería, como cortar céspedes, y alejarse de quien lo haga.
- Beber agua de manera generosa.
- Evitar determinados alimentos alergénicos como lácteos y determinados frutos secos.
- Prescindir del alcohol durante esos días.
- No medicarse más de lo necesario.
- Probar algunas terapias alternativas como la acupuntura o la homeopatía personalizadas.
La quercitina y la cebolla
La quercitina es una molécula del tipo flavonoide presente en muchos alimentos y en la que es particularmente rica la cebolla. Inhibe la acción de mastocitos y basófilos, las células inmunitarias que se encargan de liberar la histamina y desencadenar reacciones alérgicas.
La cebolla cruda puede tener un efecto preventivo. En herbolarios se pueden encontrar suplementos de quercitina de diferentes marcas, en cápsulas vegetales, a veces junto a vitamina C y otros antioxidantes. Se recomienda tomar dos al día, en tratamientos prolongados.
Este artículo se ha elaborado con la asesoría de Josep Maria Teixé, herborista de El Manantial de Salud.