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Asana para practicar la amabilidad contigo mismo
Cada sociedad tiene sus valores y códigos de cortesía y amabilidad. Nos enseñan desde pequeños a saludar, despedir, agradecer y ceder el asiento.
Pero, ¿practicamos la amabilidad con nuestro cuerpo? ¿Nos movemos cuando este nos lo pide? ¿Dejamos de comer cuando el estómago está lleno? ¿Respiramos generosamente al sentirnos ahogados? ¿Sabemos parar cuando nos aceleramos?
Permitirse momentos de descanso completo y respirar conscientemente es uno de los actos más enriquecedores para uno mismo y para la relación con los demás.
Supta VIRASANA Para sentirse en calma
Supta virasana es una postura excelente para darse un descanso y ayudarnos en el camino de la amabilidad. Estira los flexores de la cadera, flexibiliza la columna y abre la caja torácica, todo esencial si se lleva una vida sedentaria.
Los discos intervertebrales se hidratan y se estira la musculatura intercostal y otros músculos respiratorios.
1. Prepara los apoyos
Pon un bloque en su posición más baja y otro en posición más alta, separados. Encima, apoya un bólster o dos mantas enrolladas, y otra fina para las cervicales.
2. Acomódate
Siéntate sobre los isquiones con la columna erguida y, despacio, exhalando, apóyala en el bólster. Abre las rodillas, con los pies tocándose. Si lo precisas, descansa las rodillas en cojines.
3. Respira relax
Con el pecho y el cuello abiertos y el vientre relajado, respira de forma generosa. Observa cómo emerge el disfrute del descanso.
La amabilidad es acción, un acto que favorece el bienestar propio y de los demás. El conjunto cuerpo-mente da continuamente señales de si vamos por el buen camino o no. La cuestión es no solo escuchar estas señales, sino atenderlas.
Es un gran logro saber parar y atender al cuerpo cuando avisa de que está cansado, contracturado o dolido.
O saber atender a una mente que señala su malestar al percibir una aceleración, consideración, obsesión o agotamiento. Parar y atender son actos de amabilidad y de compasión hacia tu cuerpo y tu mente.
Si queremos una sociedad más amable, lo primero es mejorar el trato que nos damos a nosotros mismos. Al estar equilibrados, será más probable que la amabilidad hacia los demás florezca espontáneamente desde el corazón.