Tomar una tisana pide cuanto menos unos instantes de calma. Por simple que sea su preparación, supone un pretexto ideal para la relajación o para la charla amable si se está en compañía.
El sano placer de las tisanas –parafraseando el título de un libro del Dr. Ramón Rosello (Ed. RBA)– se suma al pausado disfrute de sus sabores y sus virtudes reparadoras. Se requiere cierta experiencia para conocer la compatibilidad botánica y química de las plantas seleccionadas a fin de elaborar una tisana equilibrada, en la que los distintos ingredientes se complementen o bien potencien una acción determinada.
No cabe duda de que para que el acto de saborear una tisana resulte atractivo, más allá de su posible función terapéutica, debe aportar un placer a los sentidos, en especial al olfato y al gusto, lo que se consigue añadiendo hierbas de agradable sabor entre sus ingredientes.
Por todo ello, si no se tiene experiencia, es preferible contar con el asesoramiento de un herborista experto. En este artículo se ofrece una selección de ocho tisanas, que en alguna ocasión nos han recomendado desde el herbolario Manantial de Salud.